En la penumbra de la inocencia, donde la madurez y lo inevitable entrelazan sus sombras, se gestan muchos horrores.
El libro “La infección que llegó al mundo” de Esteban Quiroz Ramos, publicado y distribuido por Áurea Ediciones es, según palabras de su autor, un portal hacia letras insondables, aquella enfermedad que se encuentra agazapada en los rincones más oscuros de la existencia. Todos hemos firmado un pacto con la muerte, ese susurro que nos espera en los pliegues del tiempo.
El libro está compuesto por dos cuentos. El primero es más breve y nos muestra un mundo destruido e invadido por seres monstruosos imponentes, todo esto en la cabeza de una adolescente con ciertos presagios oníricos.
El segundo cuento está más desarrollado y llega a formar una novela corta. El protagonista es Ogren, un joven que vive con su abuelo en un pueblo llamado Yarnacil. Durante toda su vida Ogren ha sufrido de trastornos del sueño que lo mantienen en una dimensión onírica paralela.
El autor de este libro nos presenta en 103 páginas una historia de terror cósmico al más puro estilo de Lovecraft donde el mundo es mucho más grande y complejo, con seres que se imponen por su apariencia física y generan la sensación de que el humano es demasiado diminuto, frágil, ingenuo e insignificantes para defenderse de estas fuerzas oscuras.
A su vez, el libro retrata a una familia poco convencional en que el abuelo ha sido padre y madre de Ogren, intentando entregarle todos los conocimientos y herramientas para que logre sobrevivir en un mundo rumbo a la colonización de seres presentes en los sueños.
El libro nos transporta a una peste incurable que te secuestra en los sueños y forma parte de un universo mucho más grande de verdaderos titanes oníricos, seres descritos por el autor como abominaciones imperturbables y colosales. Ogren, en este futuro distópico, debe enfrentar a la peste con las pocas herramientas dejadas a su disposición, mientras va quedando solo entre el sueño y el despertar.
Es el primer libro del autor que desea profundizar en la peste onírica, los trastornos del sueño y el terror cósmico para encerrarnos a una dimensión intransitables y desarrollar a estos personajes gigantescos que explican la existencia del mundo y del universo. Sin lugar a dudas, influido por H.P. Lovecraft, desea seguir abarcado en este tipo de terror clásico e imperecedero, impresionable pese al paso de los años, e inmortal con ideas adaptables a todas las generaciones.
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