Autor: Camilo Beltrán / Editorial Trayecto / Chile / novela negra
«La realidad es una fuente inagotable de ideas«, dice Camilo Beltrán cuando le preguntan sobre su novela y su instinto de escritor. Su carrera como periodista le ha dado herramientas para desenvolverse con soltura y hacer una radiografía nacional del narcocrimen y la corrupción.
Escuchando Don’t you want me de The Human League en Alexa y tomando mi segunda taza de té de menta luego de un dudoso café de categoría baja, me preparo para ordenar mis ideas respecto a esta novela que terminé anoche y de inmediato tuve que hablar con Camilo para traspasar mi ansiedad. De esa forma suavizo el golpe de llegar al fin de una novela que me mantuvo leyendo entre viajes de metro y en el Boulevard Rosa Agustina de Olmué luego de recorridos en bicicleta. Irónicamente terminé el libro acostada en mi cama atrapada por el insomnio. La verdad que alargué un poco terminarlo como alargo terminar una serie; por el dolor de la despedida.
La historia de Los Crímenes de Santa Mónica comienza con la reconocida llamada a la aventura: una visita de Antonio a Daniel que le dice «vamos a investigar la muerte de esta mujer (desconocida para Daniel) en Santa Mónica», uno de los lugares más peligrosos de Chile. El cruce del umbral de Antonio es repentino porque acepta cuando Daniel menciona el apellido Lavanderos. Esto deja al lector dudoso de sus motivaciones las que se van desenredando durante las páginas en raccontos, retrospectivas del pasado.
Es una novela dividida en varios capítulos. Estos capítulos están nombrados por quiénes aparecen, lo que te aclara de inmediato que acá vamos a leer de estos personajes. A la vez utiliza el narrador en primera persona y el omnisciente, jugando una carta arriesgada, pero bien utilizada, que lo diferencia de otras novelas.
La ciudad de «Santa Mónica», buscada por mi insatisfactoriamente ya que es ficticia, está inspirada en alguna ciudad en el norte de Chile, no nombrada para no generar un sesgo.
Los dos protagonistas de la historia no son detectives, pero juegan a serlo, con habilidades y debilidades muy humanas como los celos, la ira, la traición, el amor, la venganza, etc. Es la relación de estos dos amigos y rivales, que se vuelve una piedra de tropiezo de principio a fin.
Más que el juego típico del policía y el criminal, del gato y el ratón, esta novela trata sobre una ciudad corrupta y violenta, completamente invadida por el narcotráfico, el crimen organizado, la prostitución y la corrupción política y policial. Es un ambiente oscuro donde se escuchan por la radio que hay tiroteos y muertes por doquier y no se pude confiar en nadie ya que la gente; o tiene miedo, o es corrupta. Algo no alejado de cualquier ciudad de Chile y que vemos en las noticias diariamente ya sin sorprendernos. ¿Hemos perdido la capacidad de asombro? Quizás.
En cine me enseñaron algo muy importante que es poner una bomba de tiempo en las historias. Las películas de acción se tomaron esto muy literal ya que en Máxima Velocidad hay una bomba de tiempo real. El objetivo de esta bomba es poner agilidad a la historia, es decir, tienes equis cantidad de días para hacer esto o… algo pasará. El personaje en algún momento tendrá que volver a su vida cotidiana o quedarse en las sombras. La bomba de Los Crímenes de Santa Mónica está muy ligada, según mi conclusión, a Antonio. Son los protagonistas «héroes» que van dejando gasolina en el suelo para que alguien la prenda. Instintivamente Antonio es chispita.
Lo que me gusta de esta historia es que ninguno tiene habilidades reales como pelear o disparar armas. Me gusta porque te hace pensar que tú, un ser humano normal que ha visto muchas películas y que no tiene idea cómo disparar, estás frente a situaciones que no sabes enfrentar. No sabes hacer piruetas para saltar un muro ni de dos metros. No tienes ideas cómo sacarle el seguro a una pistola. Si te ves envuelto en una pelea, sobre todo si te apuntan con una pistola, posiblemente te cagas encima del susto. O no… o el instinto de supervivencia es más fuerte y te conviertes en ese personaje rata que siempre logra escapar de los tiroteos y peleas. No eres el elegido no eres John Wick y no vas a pelear como Jackie Chan de un momento a otros. Eres simplemente tú, el que mira Netflix en el sillón, el que va por unas chelas los fines de semana y el que de vez en cuando dice al mirar las noticias: yo haría esto y esto otro.
La búsqueda de justicia es venganza en esta increíble historia. Aunque Camilo dice que le costó «soltar la pluma» ya que siempre escribió periodísticamente, el año conociéndose y aprendiendo su estilo; ¡vaya que fueron de provecho!
Camilo seguirá escribiendo impulsado por la atención de sus lectores. La temática seguirá siendo novela negra o novela criminal, con la que se siente cómodo y es muy hábil. Espero ansiosa que pueda sacar otra novela y perfeccionar su pluma.
Dejaré mi poemita de esta historia:
Santa Mónica
Sigue lloviendo sangre en Santa Mónica
los policías son poseídos por el deseo
de no hacer nada
Llueven balas en Santa Mónica
y la puta grita «nunca más» como el cuervo de Edgar Allan Poe
los gritos se vuelven noticias
porque hay un diluvio de fantasmas en Santa Mónica